Malasia – Taman Negara

13-15/marzo/2011

La selva tropical del Parque Nacional de Taman Negara es una de las más antiguas del planeta. El día 15 de marzo, salimos de Tanah Rata camino de Kuala Tahan en minibus. Uno de los puntos más geniales de nuestra estancia en la jungla fue montarnos en una barcaza techada de madera a motor y subir el río disfrutando del paisaje. Son unas tres horas hasta la entrada del parque en las que da tiempo de sobra para hacer muchas fotos, videos, mirar la selva pasar y para echarse una siesta cojonuda y fresquita.

En este viaje conocimos a Magda y Łukasz, una pareja de Polonia que tiene el plan de volver a casa después de 8 años viviendo en Australia. Lo genial es que quieren hacerlo por tierra, cruzando el Sureste Asiático, China, Asia Central y Rusia, toda una epopeya! Algunas de las fotos que publico son de él. Gracias Lukasz!

 

 

 

 

 

 

Nos quedamos dos noches en el Durian Chalet, unas casetas de madera-hojalata con ventilador y “cuarto de baño” (véase agujero en el suelo y manguera adyacente a modo de ducha) un poco apartadas del “centro”. Compartimos chabolilla con una pedazo de araña tamaño puño (¡bendita mosquitera!), un sapo que se escondió debajo de la cama y no hubo forma de sacarlo de allí y mi favorito: Un gueco chillón que se pegó toda la primera noche montándola. En estas condiciones decidimos no pasar más tiempo de la cuenta en la habitación (nota: la mosquitera y la sábana de la foto son nuestras).

Para cenar, había bastante oferta de restaurantes flotantes con comida china, tailandesa, occidental y los omnipresentes banana pankackes (sin helado).

También había touroperadores a porrillo ofreciendo excursiones guiadas por la jungla pero los senderos están bien indicados y, con un mapilla de la zona, se puede hacer casi todo por libre. Subimos al “pico” más próximo de unos 350 m, el Bukit Terisek que así de entrada parece poca cosa (también nos lo pareció a nosotros) pero fue  una paliza infame. 6 km = 5 horas… Con el calor y la humedad de la jungla y los senderos que suben sin curvas por una especie de escalera con peldaños de 1 m y con cuerdas, parecía que te ibas a ahogar. Dentro de la selva vimos un montón de “insectos de tamaño respetable”, lagartos, gibones, un jabalí y hordas de sanguijuelas sedientas de sangre de Roman que (literalmente) le seguían al pasar.

 

  Es la avispa la que se iba a zampar a la araña! En la foto ya está muerta y la avispa está tomando posiciones para llevársela a rastras en breves.

 

Una vez recuperado el aliento, la vista desde la cima del Bukit Terisek es bastante impresionante con la jungla a tus pies y las montañas de fondo… Además, al salir de la masa cerrada de árboles, corre un poco de brisilla de auténtico lujazo para bajar el sofocón.

Para terminar la rutilla,  cruzamos el Canopi Walk: Una serie de puentes colgantes (unos 500 m en total) por los que puedes ir de copa en copa sintiéndote un auténtico gibón!

Llegamos a pensar en ir a pasar una noche a uno de los escondites que tienen en la selva pero, después de ver lo que nos había costado caminar 6 km, decidimos darnos un homenaje, cenar guay y descansar como reyes en nuestras chabolas.

Al día siguiente partimos camino de las Islas Perenthan pero eso ya es otra historia.